La incertidumbre de la Tierra Media

En Elliniko, el antiguo aeropuerto y sede olímpica de Atenas, atrapados entre estadios abandonados, campos de hockey fantasmales, vestuarios, aparcamientos y carpas que acogen pequeñas tiendas de campaña, viven más de 2.300 solicitantes de asilo, en su mayoría afganos. Llevan allí desde el 20 de marzo de 2016; la fecha que todos conocen de memoria y mencionan a cada poco. El día en que entró en vigor el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, y Grecia dejó de ser un país de tránsito para pasar a ser el custodio indefinido de 66.000 refugiados. Responsables de hacer lo preciso para que lo efímero y temporal se convierta con casi total seguridad en permanente para una gran mayoría de ellos. A finales de este año, la mitad deberían estar ya reubicados en distintos países europeos, pero lo cierto es que no llegarán a 5.000.

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