“El pueblo indígena ya no es ese al que hay que evangelizar y dar ropita”

Cuando Patricia Gualinga abandonó con 13 años su pueblo, en la Amazonía ecuatoriana, para trasladarse a Quito a acabar sus estudios, no podía dejar de vomitar. Asegura que hasta que no pasaron tres años no se acostumbró a vivir lejos de su casa, la comunidad Kichwa de Sarayaku y sobre todo de su familia, pero que ahora entiende que debía acabar de formarse. Hoy es la cara y la voz en el extranjero de su pueblo como Dirigente de Relaciones Exteriores del Pueblo Originario Kichwa de Sarayaku. Antes se encargó de los asuntos relacionados con el papel de la mujer. “Decidí que si mi comunidad me necesitaba, iba a estar a su lado”, asegura en una visita relámpago a Madrid, donde participa en una conferencia en la Universidad de Comillas.

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