Camiones que calman la sed en Níger

Existe un pueblo donde terminan todos los caminos, donde no sorprende ver recuas de mulas o manadas de cebúes arremolinadas en el abrevadero. Las etnias pastoralistas acostumbran a descansar en él desde tiempos inmemoriales y llegan con el agotamiento y el júbilo de quien encuentra un oasis en medio del desierto. Este pueblo, de apenas mil habitantes, antes podía darles la bienvenida. Pero ya no.

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