MiCultura, un ministerio para potenciar la relación cultura-desarrollo en Panamá

El ministro de Cultura de Panamá, Carlos Aguilar, explica que la nueva cartera promueve la cultura como un espacio de desarrollo económico y de diversificación de las oportunidades laborales.

MiCultura, un ministerio para potenciar la relación cultura-desarrollo en Panamá
El gobierno de Panamá crea MiCultura, un ministerio para potenciar la relación cultura y desarrollo en el país.

Un momento de oportunidad y de retos se abre para Panamá. Tras una lucha de varias generaciones para conseguir que la cultura tenga el lugar institucional que se merece, el gobierno del presidente Laurentino Cortizo cumple con su promesa de crear un Ministerio de Cultura en los 100 primeros días de su gobierno.

De esta forma nace MiCultura, congregando servicios dispersos en varias otras instituciones, tales como el cine, el patrimonio material, inmaterial, subacuático y otros, y obteniendo presencia en la toma de decisiones del Gabinete de Gobierno.

La instancia parte de la gestión de una relación de muchos años entre cultura y desarrollo.

Ocurre precisamente en un momento en el que existe un consenso internacional acerca de la cultura como factor estratégico en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como un potenciador en el desarrollo de la resiliencia de las comunidades, y también como espacio de oportunidad en el desarrollo económico y en la diversificación de las oportunidades laborales de nuestros países.

También, en el ámbito de las ciudades, instancias como Hábitat 3, la Agenda 21 de la cultura y otros, empujan al trabajo cultural como un espacio de soluciones locales, y lo proponen como un cuarto pilar del desarrollo.

El Ministerio de Cultura de Panamá estará respaldado, además, por una estrategia de diplomacia cultural elaborada por la Cancillería panameña, a su vez pensada desde la diversidad, los ODS y los Derechos Culturales, un factor que conecta a nuestros pueblos.

“MiCultura quiere desconcentrar el acceso a servicios culturales y dotar a los gobiernos locales de un acompañamiento técnico que promueva la articulación entre gobierno central y municipios”

      Desafíos

Un gran reto para MiCultura es pasar de la complejísima estructura del Ministerio de Educación a un lugar en el gabinete donde se pueda efectivamente poner en práctica esa transversalidad y, desde allí, generar una política pública en la que los ciudadanos puedan ejercer sus derechos culturales.

El primero de estos derechos es el espacio simbólico, donde sujetos portadores y transmisores de su memoria potencian también su creatividad y la forma de conectar a las comunidades.

Una tarea importante es desconcentrar el acceso a servicios culturales fuera de la capital y dotar a los gobiernos locales de un acompañamiento técnico que permita empezar una necesaria articulación entre gobierno central y municipios.

Cabe resaltar que la Ley de Descentralización en Panamá lleva apenas cuatro años de implementada, con lo cual la incorporación de la cultura a la batería de nuevas competencias de los municipios es otra gran oportunidad.

Este compromiso también implica dotar a las regiones de infraestructura cultural. Es por ello que se plantea la construcción de los centros “Recréate” en varias provincias, donde se brindará atención a adultos mayores, niños, jóvenes y adultos en temas culturales y de emprendimiento cultural. A esta iniciativa se han sumado la Autoridad de la Micro Pequeña y Mediana Empresa de Panamá (AMPYME) y el Ministerio de Comercio e Industria (MICI), entre otros.

Se requiere de un trabajo mancomunado con el Ministerio de Educación y el Ministerio de Desarrollo Social en la actualización de la enseñanza del arte como herramienta para una creatividad que responda a los desafíos de nuestros tiempos y que ayude a construir las habilidades blandas que exige esta época de cambio.

También es necesario facilitar la formación del sujeto estético en la primera infancia, en escuelas y en los espacios no formales de educación, para asegurar las nuevas generaciones de creadores y públicos que ayuden al ecosistema que la cultura y las artes requieren.

Otros retos son la integración regional, tanto desde las lenguas que nos unen como del cuidado por las que se nos van perdiendo. En este sentido, cobra prioridad el patrimonio cultural de grupos indígenas y afrodescendientes, al igual que proponen una reflexión compartida con temas migratorios en Iberoamérica.

En este tiempo histórico que vivimos, la búsqueda de respuestas desde Panamá ofrecerá una buena vitrina para el quehacer de los Ministerios de Cultura del siglo XXI.