Brasil está de vuelta en las discusiones internacionales sobre el futuro sostenible del planeta. Después de tres meses del gobierno que llevará a cabo la reconstrucción del país en tantas instancias, quisiera reiterar nuestro compromiso inequívoco con el fortalecimiento de las políticas ambientales y la promoción de la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.
Empezamos, por ejemplo, cambiando el nombre del antiguo Ministerio de Medio Ambiente a Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático, un cambio que quiere reflejar la importancia que damos al mayor desafío global que vive actualmente la humanidad.
Los países, las poblaciones y los ecosistemas son cada vez menos capaces de hacer frente a las consecuencias del cambio climático y, como ha sido comprobado, los más pobres son los más afectados. En este contexto, el gobierno brasileño ejercerá el liderazgo internacional.
En el ámbito nacional, esta directriz implica recuperar, fortalecer y crear marcos legales e institucionales a favor de una gobernanza climática robusta y articulada, para abordar el tema con la necesaria transversalidad y participación de todas las instancias de gobierno, a nivel federal, estatal y municipal, así como con representantes de toda la sociedad brasileña, del sector productivo, académico, científico y de la sociedad civil.
Brasil fortalece los marcos legales e institucionales para una gobernanza climática articulada y robusta, con participación de todas las instancias gubernamentales
Brasil contará, además, con un Consejo Nacional de Cambio Climático, que será dirigido por el propio presidente de la República y en el que participarán varios ministerios, la sociedad civil, los estados y municipios. El Consejo será el eslabón central en la concertación de las políticas brasileñas sobre cambio climático, más allá del ámbito federal.
De esta forma, nuestro país demuestra su compromiso con el medio ambiente y el desarrollo sostenible al fomentar una estructura institucional sólida, que facilitará el diseño e implementación de políticas integradas para la generación de rentra, gestión de los recursos naturales, el desarrollo sostenible y el apoyo a las comunidades tradicionales.
Consideramos fundamental que la política ambiental sea tratada de manera transversal dentro del gobierno. Con ese espíritu revisamos y retomamos el Plan de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación en la Amazonía Legal (PPCDAm), lanzado en 2004 y que, hasta 2012 fue fundamental para la reducción del 83% de la deforestación en la región. Esa reducción se considera una de las mayores contribuciones ya realizadas por un país para enfrentar el cambio climático. Ampliado y fortalecido, el PPCDAm servirá como modelo para planes de prevención y control de la deforestación adaptados a las especificidades de cada uno de los biomas del país.
Brasil desea liderar a través del ejemplo, demostrando un fuerte compromiso para alcanzar la deforestación cero hasta 2030, a partir de acciones coordinadas entre diferentes ministerios, con base en cuatro ejes centrales: 1) seguimiento y control; 2) organización territorial; 3) promoción de actividades productivas sostenibles; y 4) fortalecimiento de los instrumentos regulatorios y económicos.
Asimismo, el Fondo Amazonía está de vuelta, con la liberación de más de 3.000 millones de reales (alrededor de 550 millones de dólares) que estaban retenidos desde 2019. La primera reunión del Fondo estableció como prioridad el apoyo urgente a las poblaciones indígenas y la lucha contra los delitos ambientales. Además del Fondo Amazonía, serán necesarios más procesos de cooperación e inversiones de diferentes fuentes, públicas y privadas, para apoyar la ambiciosa acción forestal y climática de Brasil.
El Fondo Amazonía, que será relanzado por el gobierno brasileño, estará dotado de más de 3.000 millones de reales (550 millones de dólares).
Existen múltiples desafíos ambientales y climáticos en el mundo, que requieren un enfoque integral del desarrollo sostenible, con la necesaria atención a temas como la bioeconomía, la gestión ambiental urbana, la participación y el control social en todas esas instancias.
Brasil necesitará mucho apoyo e inversiones para generar un nuevo ciclo de prosperidad, capaz de promover el crecimiento económico con inclusión social y sostenibilidad ambiental. Además de proteger la Amazonía y los otros biomas, vamos a impulsar la aceleración de la transición energética, la agricultura baja en carbono y la creación de oportunidades de productos sostenibles, generando ingresos, empleos y negocios “verdes”.
Brasil apuesta por acelerar la transición energética, la agricultura baja en carbono y nuevas oportunidades para productos sostenibles.
Estos son algunos de los compromisos de nuestro país, pero contamos con la cooperación internacional, ya sea en inversión, cooperación sur-sur, cooperación trilateral o investigación científica, para demostrar que es posible generar riqueza sin destruir el medio ambiente. Sabemos que esta cooperación, bajo el liderazgo de Brasil, no afectará nuestra soberanía ni la integridad de nuestro territorio. Será un intercambio de conocimientos y experiencias, en el que recibiremos y daremos al mundo nuestro aporte para enfrentar las grandes crisis y conquistar una nueva era de equilibrio, prosperidad y paz.
Brasil y el planeta necesitan de nuestra naturaleza viva. No hay forma de combatir el cambio climático global sin el compromiso activo de Brasil.