El Asombroso mundo de Zamba fue un programa infantil y educativo, producido por El perro en la luna de Sebastián Mignogna, y transmitido entre el 2010 y 2014 por Pakapaka, canal que pertenece al sistema de medios públicos.
En el programa “El asombroso mundo de Zamba”, el colegio y la enseñanza no son temas menores, y eso lleva a que reflexionemos sobre el rol de la escuela como una institución con ciertas dificultades para adaptarse al siglo XXI y relacionamos estas consideraciones con el papel de la docente, del alumno y de la escuela en la emisión televisiva.
En primer lugar, este artículo es parte de una investigación más amplia, pero en este caso el objetivo es abordar cómo conoce Zamba, cómo le enseñan, quiénes y de qué manera. Nos interesa el binomio enseñanza-aprendizaje y su representación en el programa. En otras palabras, si Zamba se escapa de la clase, ¿qué nos está tratando de decir?
el objetivo es abordar cómo conoce Zamba, cómo le enseñan
Wenger (2001) sostiene que las instituciones consideran el aprendizaje como una cuestión individual y como resultado directo de la enseñanza. Está presente la suposición de que siempre que haya enseñanza hay aprendizaje, porque persistieron las teorías conductistas y positivistas, pero esto es falso (Litwin, 2008). La consecuencia es que “gran parte de nuestra enseñanza y nuestra formación institucionalizadas es percibida por muchos estudiantes como irrelevante y la mayoría de ellos sale de este tratamiento sintiendo que aprender es aburrido y arduo y que realmente no estamos hechos para ello” (Wenger, 2001: 19). Esto es lo que representa el personaje de Zamba y por eso busca en otros personajes a sus referentes. A pesar de sus diferencias con “El niño que lo sabe todo”, en algunos capítulos incluso le pregunta a él sobre ciertos conceptos y no a la señorita Silvia, por ejemplo, cómo se vota, qué son los derechos de los niños, qué son los tres poderes, entre otras.
El aprendizaje es social, no obstante, hay una mirada imperante que considera que el aprendizaje se da a partir de la competencia entre pares, como sucede entre Zamba y “El niño que lo sabe todo”, por ejemplo, en la sección de preguntas y respuestas. La mirada constructivista, en cambio, propone un aprendizaje cooperativo; además, conocer implica participar activamente en el mundo.
La experiencia del aprendizaje tiene que ser significativa para que se lleve a cabo exitosamente, es decir, “tener en cuenta sus esquemas de conocimiento previos, ofrecerle actividades orientadas y con sentido, dar ocasión de reflexionar sobre lo que se sabe y lo que se está aprendiendo y sobre los mecanismos de comprensión y aprendizaje” (Marín, 2004:16). Un aprendizaje descontextualizado de los saberes previos no será fructífero.
conocer implica participar activamente en el mundo
En conclusión, en este artículo se puede observar que el programa infantil propone una revalorización de los saberes, en particular de los saberes históricos de Latinoamérica y América, en el que se quiere recordar y conmemorar a ciertos personajes ligados a la cultura nacional, pero también se deja en evidencia las características de la escuela, en especial de la escuela pública.
La maestra no está a la altura de las expectativas de Zamba, quien se aburre constantemente y aprende de otros personajes cuyo saber está legitimado por una tradición cultural que él debe rescatar y propagar.