Personas en situación de pobreza extrema, personas con discapacidad, afrodescendientes, pueblos indígenas, adultos mayores, mujeres… Pertenecer a un colectivo vulnerable significa vivir en permanente riesgo de exclusión y discriminación. Los programas de cooperación iberoamericanos buscan que estos grupos tengan las mismas opciones y derechos que el resto de la población: acceso a la justicia, a una vivienda digna, a la salud, a la cultura… Aquí destacamos algunos de sus logros.
Calidad de vida para nuestros mayores
¿Qué se puede hacer para mejorar la calidad de vida de los más de 82 millones de adultos mayores de Iberoamérica? ¿Qué políticas públicas se podrían implementar o modificar para protegerles de forma más efectiva? Lo primero es conocer en profundidad cómo viven y cuáles son sus necesidades. Esta es una de las misiones del Programa Iberoamericano de Cooperación sobre la Situación de las Personas Adultas Mayores (PICSPAM) que comenzó en 2011. Uno de sus mayores logros es el Observatorio Permanente de Adultos Mayores que proporciona información sobre sus condiciones de vida y evolución demográfica, protección de servicios sociales, salud y pensiones. Porque si hay que introducir cambios es necesario conocer la realidad. Así, de sus datos de 2022 se señala, por ejemplo, que en algunos países iberoamericanos solo el 2 % de las personas mayores de entornos rurales percibe una jubilación o pensión. Periódicamente se realizan y publican informes, verdaderos diagnósticos que pueden ser utilizados para el diseño de políticas públicas en varios países de la región.
El programa ofrece también formación especializada a trabajadores y especialistas que trabajan con adultos mayores. Unas 12.000 personas se han beneficiado de sus cursos (muchos de ellos gratuitos), incluidos profesionales de zonas rurales gracias a los formatos formativos online. Además, el programa trabaja contra el edadismo.
Quienes busquen pautas y recomendaciones concretas para mejorar la situación de los adultos mayores, en la web del programa se encuentran documentos como el “Protocolo iberoamericano sobre Prevención y Abordaje del maltrato, abuso y violencia hacia las personas adultas mayores” o el “Protocolo Iberoamericano sobre Formación en Cuidados”.
Inclusión plena para las personas con discapacidad
Se estima que un 15% de la población de Iberoamérica —cerca de 90 millones de personas— tiene algún tipo de discapacidad y la mayoría de ese total está -de alguna forma- excluida de la vida política, económica y social. El Programa Iberoamericano sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (PID) nacido en 2018 trabaja para ellos, para contribuir a la implementación de políticas inclusivas. Desde entonces, entre sus logros cabe destacar la mejora en los procesos de certificación de discapacidad, la priorización de esta población en los planes de vacunación durante la pandemia, la capacitación del personal de las administraciones públicas, el compromiso del sector privado para contratar personas con discapacidad o una mayor accesibilidad en plataformas educativas.
Lo próximo, la presentación (en la próxima Cumbre de Jefas y Jefes de Estado, a celebrarse en Cuenca, Ecuador): la Tarjeta Iberoamericana de Discapacidad. Está inspirada en la experiencia de la Unión Europea y permitirá que las personas con discapacidad de toda la región iberoamericana puedan ejercer sus derechos sin importar donde vivan.
Dos propuestas para revitalizar las lenguas indígenas
“Una lengua contiene memoria, pero también futuro. Los saberes guardados en las lenguas indígenas habladas en América Latina y el Caribe pueden aportar respuestas ante algunos de los retos más acuciantes del presente en el mundo como la seguridad alimentaria y la resiliencia al cambio climático”. Estas palabras, pronunciadas por Alberto Pizarro, secretario técnico del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y del Caribe (FILAC) en una reciente entrevista, condensan la importancia y la urgencia de preservar las lenguas indígenas.
El poder que encierran las lenguas indígenas para contribuir a la solución de los problemas que afectan a toda la humanidad contrasta con su fragilidad: de las más de 500 lenguas originarias de la región, unas 200 —un 38% del total— se encuentran en peligro de desaparición. Este es uno de los datos que arrojan los estudios preliminares del que será el nuevo Atlas de Lenguas Indígenas en Peligro de Desaparición. Se trata de un estudio que no solo alerta sobre el problema, también está preñado de esperanza: convertirse en una potente herramienta para diseñar acciones y políticas que reviertan el proceso erosivo de las lenguas originarias.
La propuesta de la creación del Atlas por parte del Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas (IIALI), una entidad que es sinónimo de cooperación iberoamericana, se complementa con otro valioso proyecto: un Laboratorio para revitalizar las lenguas de los pueblos originarios. Además de la investigación y experimentación permanentes, la lista de tareas previstas para el Laboratorio incluye cursos formativos, difusión de información actualizada online, creación de un archivo lingüístico y puesta en marcha de un observatorio de lenguas indígenas.
Viviendas dignas para todos
Uno de cada cinco latinoamericanos no tiene acceso a una vivienda digna en las ciudades. Esto significa que millones de personas viven en asentamientos informales en las zonas urbanas, en condiciones de hacinamiento y precariedad. El programa Techo da apoyo a una red que integra a jóvenes voluntarios para convertir los asentamientos en verdaderas comunidades sustentables.
Los voluntarios de la organización Techo trabajan de forma conjunta con los pobladores locales. Esta fórmula ha conseguido movilizar a más de un millón y medio de jóvenes voluntarios en 19 países de América Latina para construir casi 150.000 viviendas. Además, se han creado miles de soluciones para que las comunidades dispongan de agua corriente y baños. También se han construido caminos, plazas y comedores comunitarios: se calcula que más de dos millones de personas se han beneficiado con estas obras de infraestructura.
Leche materna para los recién nacidos
La nutrición con leche humana mejora la calidad de vida de los recién nacidos —sobre todo de los prematuros o los que tienen bajo peso al nacer—y reduce el riesgo de mortalidad infantil. Sin embargo, muchas madres no pueden amamantar a sus hijos. Mientras que otras, por diversas circunstancias, están dispuestas a donar su leche de forma altruista. Los bancos de leche tienden un puente entre ambas realidades para que la leche donada llegue a los bebés que la necesitan. Con este espíritu se conforma en 2007 la Red Iberoamericana de Bancos de Leche Humana en la que participan 11 países de la región. El proyecto apoya la creación de bancos de leche y brinda capacitación a los profesionales.
Cada año más de cien mil recién nacidos internos en las unidades de terapia intensiva reciben leche humana de estos bancos que alimentan vidas y cuyo motor es la cooperación y solidaridad entre mujeres.
Ningún bebé con Chagas
El Chagas es una enfermedad infecciosa estigmatizada, históricamente ligada a condiciones de pobreza y con gran incidencia en América Latina: afecta a unos seis millones de personas.
Un 30% de las personas que portan el parásito que produce esta enfermedad desarrolla trastornos cardiacos, digestivos o neurológicos graves después de décadas de haber sido infectadas. Sin embargo, si se detecta a tiempo, se puede tratar e incluso curar totalmente. Una de las formas principales de transmisión es de la madre al hijo durante el embarazo o el parto. La iniciativa Ningún bebé con Chagas: el camino hacia nuevas generaciones libres de Chagas trabaja desde 2021 para contribuir a la eliminación de la transmisión materno-infantil de la enfermedad, brinda asistencia técnica entre los países participantes, formación e intercambio de experiencias y recursos y trabaja para la visibilización de este problema.
Acercar la justicia a quien más lo necesita
Acceder a la justicia es para muchos —sobre todo para los grupos más vulnerables—una difícil carrera llena de obstáculos: desde la falta de conocimiento de los derechos legales o la escasez de recursos económicos para el pago de honorarios hasta la ausencia de apoyo psicológico y emocional para afrontar un proceso judicial. El Programa Iberoamericano de Acceso a la Justicia (PIAJ) nace con la vocación de hacer la justicia más accesible en toda la región y pone el foco en atender a los grupos que lo tienen más difícil: mujeres víctimas de violencia, jóvenes, poblaciones originarias y afrodescendientes.
Desde 2010 trabaja para fortalecer los sistemas de justicia iberoamericanos y conseguir sociedades más justas e inclusivas. El programa brinda apoyo técnico para implementar planes de acceso a la justicia, elabora diagnósticos, fomenta la utilización de medios alternativos de solución de conflictos y promueve la formación. Por ejemplo, en colaboración con la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos (COMJIB), ofrece cursos online especializados en justicia y derechos humanos.
El derecho a aprender durante toda la vida
El Plan Iberoamericano de Alfabetización y Aprendizaje a lo largo de la Vida (PIALV) trabaja para que los jóvenes y adultos de la región dispongan de oportunidades de aprendizaje en las distintas etapas de la vida. Ofrece desde planes de alfabetización hasta formaciones útiles para mejorar las oportunidades laborales. La iniciativa ya lleva una década funcionando.
Afrodescendientes en pie de igualdad
El derecho al desarrollo de la población afrodescendiente sigue siendo un reto en América Latina. Este colectivo, clave en la identidad iberoamericana y fuente de riqueza económica y cultural, enfrenta graves problemas para integrarse en condiciones de igualdad en la sociedad: sufre mayores índices de pobreza y desempleo, bajos niveles de escolaridad y malas condiciones de salud. A esto hay que sumarle la discriminación que se asienta en un lamentable y persistente racismo estructural.
La lucha de este colectivo por el reconocimiento y la igualdad de derechos es larga. En las últimas décadas ha logrado articularse en movimientos y organizaciones para conformarse como actores políticos e interlocutores ante los estados. En este sentido, la cooperación iberoamericana contribuye para visibilizar a este colectivo y para promover políticas públicas inclusivas. En 2016 se realizó un mapeo de las organizaciones afrodescendientes de la región, que permitió conocer la realidad de estos movimientos y sus necesidades. Cuatro años después, publicó un informe sobre las buenas prácticas en políticas públicas afrodescendientes. Este trabajo identifica políticas públicas que varios países ya han puesto en marcha para mejorar las condiciones de vida de este colectivo. El reciente estudio Afrodescendientes y Estado en América Latina: espacios de participación (1990-2024) refleja las experiencias del colectivo para obtener reconocimiento estatal, lograr igualdad de oportunidades y reducir la pobreza. Este estudio constituye, sin duda, una fuente muy valiosa de conocimiento y un estímulo para que los responsables de implementar políticas públicas tengan en cuenta las problemáticas y las perspectivas de las poblaciones afrodescendientes.