La violencia contra las mujeres es una herida que sangra en todos los países de la región. Se ejerce de múltiples formas: desde los feminicidios hasta el acoso callejero. Su persistencia a través del tiempo da cuenta de la profundidad de sus raíces. Los avances para erradicarla coexisten con dolorosos retrocesos. Por eso es tan urgente aunar esfuerzos y trabajar de forma lúcida y constante. En este contexto, el rol de la Iniciativa Iberoamericana para Prevenir y Eliminar la Violencia contra las Mujeres (IIPPEVCM) adquiere una importancia vital.
IIPPEVCM es la primera plataforma permanente de cooperación iberoamericana para la prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres, impulsada por la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). A pesar de su corta vida, —nació en 2021—, acaba de dar un salto cualitativo muy esperanzador: ha incorporado a varios organismos internacionales, verdaderos pesos pesados en la defensa de los derechos de las mujeres. Silvana Balsa Ruella, coordinadora de la Unidad Técnica de la Iniciativa, nos habla de este logro, de algunas de las actividades más destacadas que se están llevando a cabo y de los retos que atraviesa la plataforma.
La Iniciativa, en la que participan Andorra, Argentina, Bolivia, Colombia, España, México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Portugal, ha creado recientemente una Comisión Consultiva, con carácter asesor, de la que forman parte, hasta el momento, ONU Mujeres, El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para América Latina y el Caribe (PNUD LAC), el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para América Latina y el Caribe. ¿Qué aportará esta Comisión a la Iniciativa?
La vinculación con otros organismos internacionales abre un espacio de mayores posibilidades de cooperación con socios estratégicos y países no iberoamericanos. Como se suele decir, la unión hace la fuerza: podremos maximizar y hacer más eficientes los recursos disponibles —financieros, técnicos y humanos— que siempre resultan escasos frente a la dimensión y la urgencia de esta problemática que atraviesa a todos los países de la región. Es un gran paso hacia el objetivo común de trabajar para la eliminación de la violencia contra las mujeres.
Contar con esta Comisión contribuirá a la presentación de una planificación más robusta y nos permitirá desarrollar más actividades. No solo podrán aumentar las posibilidades de recibir más aportaciones financieras: la Iniciativa podrá enriquecerse con la enorme contribución técnica que brindan estas organizaciones con una larga trayectoria consolidada en el tema.
Las situaciones de violencia que viven las mujeres en el ámbito rural suelen estar agravadas por factores de vulnerabilidad específicas
El Consejo Intergubernamental —la máxima autoridad de la Iniciativa— ha aprobado las funciones que tendrá la Comisión, entre las que se encuentran: facilitar la colaboración de países u organismos no iberoamericanos, brindar asesoramiento experto, colaborar en las actividades desarrolladas por la Iniciativa, difundir sus acciones, contribuir con apoyo técnico o financiero y apoyar o participar en otras acciones donde existan sinergias.
La incorporación de la Comisión Consultiva representa entonces un gran paso adelante en el recorrido de la Iniciativa, aprobada en la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en 2021…
Sí, durante el primer año de funcionamiento, la Iniciativa se centró en actividades que permitieron reunir información de los distintos países: con este panorama regional pudimos sentar las bases para las siguientes planificaciones. Posteriormente se definió un Plan Estratégico 2022-2025 y cada año se consensúa un Plan Operativo Anual que determina las actividades a realizar y que hemos ido llevando a cabo. La conformación de la Comisión Consultiva marca una etapa de maduración de la Iniciativa para continuar la lucha en la eliminación de la violencia contra las mujeres en Iberoamérica. Sin duda, contar con organizaciones tan sólidas nos da alas para seguir soñando con la erradicación de esta violencia.
Uno de los objetivos que persigue la Iniciativa es mejorar la atención, protección y reparación integral de las mujeres víctimas/ supervivientes de violencia, ¿qué actividades se han realizado en este sentido?
A finales de 2023 se llevó a cabo un taller presencial centrado en los Servicios Especializados en la Atención, Protección, Prevención y Reparación Integral de mujeres víctimas y sobrevivientes de violencia. Se generó un espacio donde los países adheridos a la Iniciativa compartieron experiencias e identificaron dificultades y buenas prácticas sobre sus servicios especializados. Esta información se sistematizó y se analizó: de allí surgieron una serie de recomendaciones para los estados que en casos de violencia contra las mujeres deben adoptar medidas apropiadas para prevenir, investigar, enjuiciar, castigar y reparar los actos que se lleven a cabo. Dentro de las diversas medidas, se puede destacar la necesidad de destinar recursos concretos, como indemnizaciones monetarias, prestaciones de servicios jurídicos, sociales y de salud, entre otros, para alcanzar una reparación integral de las víctimas de la violencia.
Se trata de un primer paso para avanzar en el desarrollo de estándares de calidad para la protección y reparación integral de las víctimas.
¿Se está trabajando desde la Iniciativa sobre la problemática específica de las mujeres en ámbitos rurales?
Justamente estamos trabajando en una actividad liderada por Uruguay. Se están desarrollando los lineamientos para crear estrategias de prevención en violencia contra las mujeres desde la perspectiva de género en el ámbito rural Iberoamericano. Un gran desafío ha sido unificar y llegar a un consenso entre los distintos países en aspectos conceptuales, porque la ruralidad es una realidad muy heterogénea. Sin embargo, a pesar de eso, la violencia contra las mujeres es un denominador común. Las situaciones de violencia que viven las mujeres en el ámbito rural suelen estar agravadas por factores de vulnerabilidad específicas, como el aislamiento geográfico, la falta de acceso a recursos y a servicios institucionales o comunitarios y un fuerte arraigo de patrones culturales y normas de género.
El acoso sexual callejero es una de las formas emergentes de violencia que afecta desproporcionalmente a mujeres y niñas
Un aporte fundamental de este trabajo es que tiene en cuenta la interseccionalidad, ya que la violencia contra las mujeres es un fenómeno multicausal y complejo, en el que se anudan distintas desigualdades: de género; ubicación geográfica; origen étnico o racial; nivel socioeconómico; edad; condición de refugiada, desplazada o migrante; discapacidad, entre otras.
Una vez que esté terminado este trabajo, se publicará un documento para llevarlo al ámbito rural.
El acoso sexual callejero a mujeres y niñas es quizás una de las violencias más naturalizadas en los países de la región, ¿qué se está haciendo desde la Iniciativa en este sentido?
El acoso sexual callejero es una de las formas emergentes de violencia que afecta desproporcionalmente a mujeres y niñas. Por ello es una de las temáticas que han priorizado los países de la Iniciativa. La Comisión para la Ciudadanía e Igualdad de Género (CCIG) de Portugal está liderando la creación de un Protocolo de Directrices para promover la creación de espacios públicos seguros para todas las mujeres.
Este protocolo da cuenta de las diferentes vivencias de las mujeres en los espacios públicos —medios de transporte, espacios de ocio, plazas, mercados—y a qué acosos están expuestas, teniendo en cuenta la heterogeneidad que se da en los países de la región. Así echa luz sobre esta forma de violencia que está invisibilizada: desde gestos y comentarios sexuales hasta contactos físicos o frotamientos intencionales sin el consentimiento o permiso de las víctimas.
Hay que destacar que mientras la violencia sexual no es tolerada y está penalizada en otras situaciones o contextos, el acoso callejero no está tipificado como delito en varios países de la región y pasa naturalizado por las pautas culturales. Esto pone de manifiesto la necesidad de trabajar fuertemente en un cambio cultural que incluya el abordaje de las nuevas masculinidades y el papel de los varones y del grupo. Es decir, no se trata solamente de desarrollar acciones que penalicen el acoso sexual en los espacios públicos, también hay que impulsar el cambio cultural para que se entienda como una forma de violencia y se trabaje en consecuencia.
Hay que impulsar un cambio cultural para que el acoso sexual en los espacios públicos se entienda como una forma de violencia
¿Cuál es el valor añadido que aporta a la región y a los distintos países iberoamericanos contar con un espacio de cooperación como la Iniciativa para avanzar en los derechos de las mujeres?
Esta plataforma de cooperación iberoamericana se orienta a buscar resultados concretos que incidan en el fortalecimiento de las políticas públicas para erradicar la violencia contra las mujeres en toda la región. Y lo hace a través de un diálogo político intergubernamental basado en la cooperación financiera y técnica para orientar mejores respuestas para la comunidad iberoamericana. Es decir, la Iniciativa permite redoblar esfuerzos para dar una respuesta regional a esta problemática.
La participación de los países en la Iniciativa es voluntaria, de acuerdo a sus capacidades, y son ellos quienes definen las actividades a desarrollar anualmente de acuerdo a los compromisos asumidos para asegurar una vida libre de violencia para las mujeres en toda la región. Cada país puede cooperar desde su experiencia y sus prioridades nacionales: por ejemplo, un país aporta sobre una temática en la que tiene expertise y vuelca su conocimiento en este espacio horizontal al que se suman las experiencias de los demás países. El resultado es que todos los países miembros de la Iniciativa se fortalecen. Así, el beneficio que obtiene cada uno es mucho mayor que su contribución, sea financiera o técnica.
En definitiva, la Iniciativa es un espacio privilegiado para el intercambio técnico de experiencias: permite a los países conocer las lecciones aprendidas por otros e identificar estrategias que les puedan servir para aplicar a sus propias realidades. En este espacio pueden volcar sus agendas nacionales y buscar sinergias.
Por lo tanto, el valor añadido de la Iniciativa para dar respuesta a esta problemática regional es tanta como la que definen los propios países.
¿Cuáles son los grandes retos y desafíos a los que se enfrenta la Iniciativa en la actualidad?
Actualmente, solo diez países participan de la Iniciativa. El gran desafío es atraer a los demás países de la región, seguir fortaleciendo la red para poner fin a esta problemática que atenta directamente contra el desarrollo de las mujeres y el logro de una vida digna.
Otro reto es alcanzar una mejor articulación entre las prioridades nacionales y la agenda regional. Muchas veces las actividades de la Iniciativa pueden percibirse como una demanda para las instancias nacionales que sabemos que tienen escasez de recursos humanos o técnicos, limitaciones presupuestarias o jerárquicas. Sin embargo, la Iniciativa puede contribuir a amortiguar esas debilidades institucionales ya que se trabaja en problemáticas que son comunes a toda la región. Considero que los países podrían apoyarse más en este sentido para hacer coincidir estas prioridades a través de actividades concretas.
Esto sin duda requiere un esfuerzo especial, porque los países que integran la Iniciativa, lo hacen a través de sus organismos rectores en políticas de género pero no necesariamente cuentan con equipos técnicos dedicados en exclusiva a la Iniciativa.
No se comprende la magnitud de este problema social, porque muchas de las violencias que vivimos las mujeres están fuertemente naturalizadas
Por otro lado, hay mucho por hacer con respecto a la traducción de los compromisos políticos en aportaciones financieras para el sostenimiento de la Iniciativa, teniendo en cuenta las dificultades económicas por las que pueden atravesar los países de la región. Además, los cambios de gobierno suelen implicar grandes esfuerzos por parte de la Iniciativa: a veces es necesario partir de cero, trasladando al nuevo gobierno, y a las autoridades que toman las decisiones, la importancia de formar parte de estos espacios de cooperación. Esto puede ser especialmente difícil cuando los cambios generan retrocesos en las conquistas de los derechos de las mujeres y también un debilitamiento importante de las instancias rectoras de las políticas de género en los países.
¿El compromiso de erradicar la violencia contra las mujeres es especialmente permeable a los vaivenes políticos?
Sí, este tema es especialmente sensible a los cambios de gobierno, porque lamentablemente los derechos de las mujeres, a nivel global, siguen siendo muy cuestionados. Basta a veces un pequeño movimiento para poner todo en tela de juicio y tener que comenzar de nuevo. Y esto a pesar de que los datos muestran la gravedad de las desigualdades de género y en específico de la violencia contra las mujeres. Las estadísticas de feminicidios, la forma más extrema de violencia, son alarmantes. En este sentido, los desafíos a los que se enfrenta la Iniciativa se incrementan porque son un reflejo de lo que sucede en las sociedades.
Además, hay una cuestión fundamental: los cambios culturales llevan tiempo. Los reclamos sociales y la generación de iniciativas en defensa de los derechos de las mujeres conviven con la persistencia de patrones y pautas culturales muy arraigados que propician las múltiples violencias de género. Entre otras cosas, no se comprende la magnitud de este problema social, porque muchas de las violencias que vivimos las mujeres están fuertemente naturalizadas.