Enrique Vargas: “Hoy el reto es consolidar los avances frente a los desafíos de financiación, diversidad y digitalización”

Coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB)

Enrique Vargas: “Hoy el reto es consolidar los avances frente a los desafíos de financiación, diversidad y digitalización”

Enrique Vargas desde la oficina de la SEGIB en Madrid subraya, en entrevista virtual, la importancia de las políticas culturales como eje estratégico del desarrollo iberoamericano e incide en que “el reto actual es consolidar los avances frente a los desafíos de financiación, diversidad y digitalización”. Todos estarán sobre la mesa en la XXII Ministerial de Cultura que se celebra en Barcelona el 28 septiembre y en los debates que proseguirán los expertos en Mondiacult 25, un día después. Y, aunque las varias crisis que acechan el planeta en temas tan graves como el hambre, la desigualdad, las guerras o la crisis climática pareciesen relegar a la cultura, Vargas considera que en ese ámbito se ha ganado un espacio inédito en la arena internacional. “Antes de Mondiacult 2022, no existía la oportunidad de que el sector cultural influyera tanto en las agendas internacionales. Hoy ese espacio se ha ganado y, como se dice, ni un paso atrás”.

¿Cómo ha avanzado en los últimos años la integración de la cultura en las políticas públicas iberoamericanas y cuáles considera que son hoy los principales desafíos para su consolidación?

Hay varios momentos clave, pero el primero, sin duda, fue en 1982 cuando se celebra la primera edición de la Conferencia Mundial de Políticas Culturales para el Desarrollo (Mondiacult), en México. Allí se definió el concepto de cultura aceptado globalmente que habla de cultura y desarrollo. Ese aporte al concierto internacional fue iberoamericano y abrió camino para el fomento y desarrollo de la cultura en muchos países. Esa definición incorpora una visión antropológica a la cultura y no solo las bellas artes. Desde entonces, hemos desarrollado marcos normativos, convenciones internacionales y políticas públicas nacionales e iberoamericanas. En estos 40 años, no se crean solo instituciones, sino que hay marco normativo; hay leyes generales de cultura, hay leyes específicas, hay convenciones que nuestros países han firmado… La Carta Cultural Iberoamericana de 2006 es un ejemplo: a pesar de no ser vinculante, permitió fortalecer la legislación, institucionalidad y presupuestos destinados a ella. Hoy muchos países hacen lo que se denomina cuenta de cultura, midiendo cuánto aporta a su desarrollo económico, al PIB. El reto actual es consolidar estos avances frente a los desafíos de financiación, diversidad y digitalización.

El concepto de cultura ligada a desarrollo fue Iberoamericano

¿Cómo se está fomentando la participación directa de comunidades indígenas, mujeres y personas jóvenes en la construcción de políticas culturales de la región?

Partimos de que los derechos culturales son derechos humanos y el desarrollo de esos derechos en la vertiente de la cultura, ha sido muy, muy proactiva en los países iberoamericanos. Cuando se habla de patrimonio cultural, se habla de patrimonios culturales. Nuestra región se caracteriza por su diversidad cultural, y eso ha dado lugar a políticas, instituciones y marcos normativos específicos para pueblos originarios, mujeres y jóvenes. Hemos sido muy vanguardistas. Un ejemplo claro es el programa Ibercultura Viva, que trabaja directamente con comunidades y culturas vivas, reconociendo el patrimonio inmaterial. Otro serían los presupuestos participativos en varios países, donde las comunidades deciden acciones culturales en diferentes convocatorias. Casos como Brasil, Colombia, México, Paraguay, Guatemala o Ecuador muestran políticas sostenidas de reconocimiento a pueblos indígenas y afrodescendientes. Es evidente que hay situaciones de exclusión, más que de integración hablamos de un reconocimiento pleno y de generar condiciones para el ejercicio de sus derechos culturales.

¿Hay alguna forma concreta en la que la SEGIB trate de propiciarlo?

A través de los programas de cooperación. Nuestros 14 programas de cooperación cultural son transversales, tienen acciones y enfoques de género y políticas muy concretas de reconocimiento porque también, por supuesto, hay que generar políticas que propicien su participación, reconocimiento.

¿Qué papel tendrá la Carta Cultural Iberoamericana en este nuevo ciclo y cuáles son las prioridades de su actualización?

La Carta Cultural Iberoamericana, adoptada en Montevideo en 2006 tras la Convención de la UNESCO sobre diversidad cultural, cumple 20 años y ha sido clave para legislación, creación de ministerios y fortalecimiento institucional en los países. En la próxima Ministerial de Cultura se iniciará un proceso de actualización para adaptarla a los desafíos de hoy: digitalización, cambio climático, cultura de paz y nuevos marcos de cooperación.

Nos dirigimos hacia la COP30 en Belém, y se debate mucho sobre sostenibilidad. ¿Cómo está siendo articulado el papel de la cultura dentro de una estrategia climática en Iberoamérica?

Brasil, país sede de la COP, está impulsando desde hace tiempo esta discusión de una manera muy ordenada, incluyente y con un liderazgo absolutamente claro a nivel mundial. Brasil trae a como tema prioritario a MondiaCult la convergencia entre cultura, crisis climática y medio ambiente, con el enfoque de lo que se denomina derechos bioculturales. Por su parte, la SEGIB ha sido invitada a formar parte del Grupo de Amigos, impulsado por Brasil y Emiratos Árabes Unidos para identificar agenda, oportunidades y necesidades en un espacio colaborativo.

Lo importante es que en la próxima COP haya mayor presencia del sector cultural

El Grupo de Amigos de la Acción Climática Basada en la Cultura lo lideran países tan dispares como Emiratos Árabes Unidos y Brasil, ¿qué rol puede desempeñar la diplomacia cultural iberoamericana para tender puentes en debates multilaterales sobre clima, migración y derechos humanos?

La SEGIB se ha unido a ese grupo y deseamos identificar dónde se encuentra la discusión. Ahí Brasil nos lleva mucho adelantado en lo relativo a clima y sostenibilidad. El papel de la diplomacia cultural también se entiende como diplomacia pública, no solo desde las cancillerías. En la SEGIB impulsamos la Red Iberoamericana de Diplomacia Cultural (RidCult), integrada por directores de asuntos culturales de las cancillerías. Este año se reunirán en Panamá para tomar nota de los acuerdos de los Ministerios de Cultura y alinearlos con las políticas públicas. La ventaja de que en Mondiacult se incluya el tema de la acción climática va a permitir llegar a un consenso entre países sobre cuál es el enfoque y qué es lo que desdela cultura se puede hacer. Lo importante es que en la próxima COP haya mayor presencia del sector cultural, una voz más concreta y consensuada, incluyendo aportes de pueblos originarios y sus saberes ancestrales y contemporáneos. Antes de Mondiacult 2022, durante años, hubo avances y desarrollo, pero no existió la oportunidad de que el sector cultural influyera tanto en las agendas internacionales. Hoy, ese espacio se ha ganado y, como se dice, ni un paso atrás.

¿Cuál considera que es el principal logro de esta diplomacia cultural iberoamericana en los últimos años?

El principal logro es que existe una Conferencia Mundial de Cultura y Desarrollo Sostenible llamada Mondiacult, que ahora es periódica. Hubo una edición en 2022, habrá una en 2025 y en 2029. Además, la UNESCO prepara un Informe Mundial de Cultura, en el que los países iberoamericanos han trasladado al plano internacional su visión diversa, incluyente y comprometida con los derechos humanos y la igualdad. Todo esto ha sido posible gracias a XXIX Cumbres Iberoamericanas que articularon programas de cooperación, una Carta Cultural y posicionamientos comunes. Ese es un aporte muy significativo.

¿Se puede hablar de liderazgo iberoamericano en este proceso?

Me cuesta decirlo abiertamente por pudor, pero sí hay una gran influencia de Iberoamérica y de la propia SEGIB. Tenemos liderazgo en temas de Ibercultura, de cultura viva comunitaria, en diversidad, en museos e industrias culturales. Nuestro audiovisual, nuestra música y literatura son influyentes globalmente. La voz iberoamericana, desde el español y el portugués, con toda su diversidad, tiene un enorme peso. Además, en la región existe una enorme capacidad de negociar, mucha experiencia. Con principios muy sólidos y bien arraigados y con una matriz cultural común, construida en común. El simple hecho de poder negociar en una misma matriz cultural e idiomática e importante, pero también ayuda que haya aspiraciones y necesidades comunes, con sus respectivos matices y prioridades de cada país y de cada comunidad. Pero hay una aspiración común y eso nos da una fuerza muy grande.

La voz iberoamericana, desde el español y el portugués, con toda su diversidad, tiene un enorme peso

Las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial plantean oportunidades y riesgos para la diversidad cultural. ¿Qué estrategias se están impulsando en Iberoamérica para garantizar que estas herramientas refuercen, y no homogenicen, nuestras culturas y lenguas?

Se tienen que redoblar esfuerzos en esta lógica de la diversidad lingüística, con el español y el portugués como idiomas mayoritarios, porque tenemos que ser altamente competitivos no solo en el desarrollo tecnológico, sino en los contenidos. Chile, por ejemplo, lidera con fuerza la generación de datos en español, acompañado por muchos países de la región. Una prueba de ello es que en abril celebramos el Noveno Congreso Iberoamericano de Cultura en Santiago de Chile, centrado en cultura e inteligencia artificial. Ya en 2006 la Carta Cultural Iberoamericana hablaba de nuevas tecnologías como desafío y oportunidad. Pero aún hay rezago en contenidos en español, portugués y lenguas originarias, tanto en Internet como en inteligencia artificial. Por eso, Mondiacult 2025 lo incluye como eje temático prioritario, junto con debates éticos, regulatorios y de derechos de autor.

En este contexto, ¿cómo se está articulando la cooperación digital en Iberoamérica?

La comunidad iberoamericana ha sido muy dinámica en los últimos 30 años en procesos de digitalización: archivos, bibliotecas, fotografía, audiovisual… Hay un enorme trabajo en esa materia. En 2014, en la Cumbre de Veracruz, se adoptó la Agenda Digital Cultural para Iberoamérica porque hasta entonces las estrategias digitales se diseñaban solo desde telecomunicaciones, dejando fuera al sector cultural, que es generador de contenidos. Esa agenda aceleró la digitalización, permitió compartir buenas prácticas y creó programas como Ibermemoria Sonora, Audiovisual y Fotográfica. Ahora vamos a actualizar esa agenda para incluir la inteligencia artificial como un eje de trabajo común para todos los países. La reunión Ministerial de Cultura que vamos a celebrar en Barcelona nos dará la oportunidad de hablar, debatir, algo que también se hará en MondiaCult. El foro de la UNESCO incluye la inteligencia artificial dentro de sus ejes temáticos como prioritario, porque abre discusiones y debates éticos, regulatorios y también de observancia de la actual legislación de los pactos internacionales, pero de la legislación en materia de derechos de autor y derechos conexos. Hay enormes desafíos.

De cara a la actualización de la Carta Cultural Iberoamericana, ¿qué prioridades identifica la SEGIB?

En primer lugar, la equidad en todas sus formas, incluida la equidad de género y las diversidades. También la inclusión de la inteligencia artificial y el desarrollo de la agenda digital. Otro eje son los derechos bioculturales y el acceso a la financiación cultural, que va más allá de los presupuestos nacionales. Además, seguir trabajando en torno al patrimonio cultural y a los bienes y servicios culturales. Un concepto central será la cultura de paz, en línea con Mondiacult y la Cumbre Iberoamericana. Y apostaremos por un nuevo programa de cooperación enfocado en la gestión cultural, porque no podemos seguir formando gestores con las herramientas de antes: necesitamos incorporar los nuevos desafíos y tecnologías.

¿Qué legado espera que dejen Mondiacult 2025 y la COP30 para consolidar a la cultura como un eje estratégico global?

De la COP espero que la cultura no quede desdibujada en su diálogo con el medio ambiente, que los países tengan capacidad de negociar y poner en valor lo que aporta la cultura a la preservación de nuestro planeta. De Mondiacult, que quede bien representado el aporte iberoamericano, que nuestra presencia sea influyente y respetada. España, como país organizador, ha mostrado mucha sensibilidad y la UNESCO ha hecho un proceso de consultas muy amplio. Lo importante es que los acuerdos reflejen que hablar de desarrollo cultural es hablar del desarrollo de los pueblos, de las comunidades y del ejercicio pleno de sus derechos culturales.

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2025 | Entrevista