La inteligencia artificial, un posible disparador del crecimiento de la región o del aumento de las desigualdades.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) viene insistiendo en que Latinoamérica se encuentra sumida en tres trampas del desarrollo: una de baja capacidad para crecer y desarrollar su potencial productivo; otra de elevada desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social y una tercera de institucionalidad débil y gobernanza poco efectiva.
Las diferencias de productividad persistentes en los países de Latinoamérica y Caribe respecto a otras regiones que han conseguido reducir sus brechas con las principales economías globales -con Asia como paradigma- son en gran parte resultado de haber apostado por la innovación y la adopción de tecnologías.
En su estudio Superar las trampas del desarrollo de América Latina y el Caribe en la era digital: el potencial transformador de las tecnologías digitales y la inteligencia artificial, CEPAL estima que solo en 2023, el desempeño económico total de la IA en la región alcanzó los 71.000 millones de dólares, con una proyección de impacto acumulado que podría ascender a 565.000 millones de dólares en 2030.
En ese sentido, las palabras de bienvenida del Secretario Ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs en la conferencia IA en América Latina y el Caribe: Retos, Estrategias y Gobernanza para el Desarrollo de la Región celebrada a principios de marzo evidenciaron que la organización se está concentrando principalmente en el aprovechamiento de las oportunidades que representa la IA para salir de las tres trampas mencionadas. “Esto incluye la aceleración de la transformación productiva y la mejora de la productividad en sectores dinamizadores priorizados por los países y sus territorios bajo políticas de desarrollo productivo; el acceso a mayores y mejores servicios de educación y salud y, finalmente, el fortalecimiento de la eficiencia del sector público”, indicó.
El desempeño económico total de la IA en la región alcanzó los 71.000 millones de dólares con una proyección de impacto acumulado que podría ascender a 565.000 millones de dólares para 2030
Por su parte, el Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo se cuestionan si la IA es un amortiguador o un cuello de botella y así lo resuelven en el exhaustivo informe conjunto Exposición laboral a la IA generativa y la brecha digital en América Latina.
En él se indica que las capacidades actuales de la IA automatizarían completamente del 2% al 5% de los empleos, convirtiendo en obsoletas las tareas asociadas de 16 millones de puestos de trabajo.
También que la posible mejora de la productividad imputable a esta tecnología es de entre el 8% y el 14%, con una probabilidad de mayor incidencia en los trabajadores urbanos de contexto formales y entre las personas de ingresos más altos. Señala igualmente que alrededor de 17 millones de empleos -aproximadamente el 50% de los trabajos que podrían ser más productivos gracias a la IA- se ven obstaculizados por brechas en el acceso digital y la infraestructura.
Para los promotores del informe, gestionar eficazmente los impactos de la IA requiere un diálogo sólido e inclusivo que reúna a todas las partes interesadas. Así lo expresaba la Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Ana Virginia Moreira Gomes, en la presentación del informe en julio pasado: “Al fomentar conversaciones significativas entre los responsables políticos, los líderes de la industria, los trabajadores y los sindicatos podemos garantizar que el poder transformador de la IA se aproveche de manera responsable, abordando las necesidades de todos los trabajadores y mitigando al mismo tiempo los riesgos asociados con el cambio tecnológico».
Mientras, los datos pintan un panorama en Latinoamérica y Caribe muy heterogéneo, con países en diferentes etapas de desarrollo y adopción de la IA, como indica el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) y su desigual impacto e influencia en la velocidad y forma en que se integra en los sectores productivos nacionales.
España y Portugal, sin embargo, juegan en otra liga. Su adscripción al marco de la UE y a la Ley de Inteligencia Artificial, la única normativa integral sobre IA que existe en el mundo, marca y modula su introducción en el tejido productivo. El Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) de España indica que, de seguir el ritmo de adopción actual, en 2030 el 75% de las empresas de la UE utilizarán IA, computación en la nube o análisis de macrodatos. De momento, la media de adopción de IA en el continente es del 8%, con España situada en un rango ligeramente superior (9,1%) y Portugal un par de puntos por debajo (6%).
La IA no es solo un desarrollo materializado en productos y servicios, es una herramienta transversal que transforma industrias tradicionales y abre nuevos caminos
Talento residente
La sombra de la fuga de cerebros planea sobre el contexto Iberoamericano como constante que drena el talento hacia los países del norte, debilita el tejido productivo local e impide el crecimiento económico y la prosperidad que debería seguirle.
Para evitar que el talento se desplace de sus lugares de origen sería deseable aproximarse a la media mundial de inversión en ciencia, tecnología e innovación, que se sitúa en el 2,62% del PIB global.
Lejos de este registro, en 2023 los países de Iberoamérica invirtieron en su conjunto apenas el 0,73% del producto regional bruto. Portugal (1,69%) y España (1,49%) elevan la media, aunque sin alcanzar el índice medio global. Tomando únicamente América Latina, la cifra se sitúa en el 0,56% con Brasil como único país de la región que supera el 1% de su PIB en inversión en I+D+i.
La tecnología es un acelerador de aquello a lo que se aplique y en el caso de la IA el efecto promete ser el más disruptivo de la historia. Puede impulsar el desarrollo de las economías más desfavorecidas o actuar como un rodillo sobre los márgenes creando mundos paralelos. Casi todo va a depender de la gobernanza, el uso y la diligencia en la corrección de los desajustes que cualquier innovación causa sobre la economía y la sociedad.
La economista e investigadora Carmen Pagés, hacía un ejercicio de futuro deseable en torno al impacto de la IA en la economía y el empleo de Latinoamérica en un diálogo organizado por PNUD Latinoamérica el pasado marzo y que bien podría ser un deseo común de los países de la región. “Voy a imaginar la América Latina que quisiera ver y no aquella que la historia reciente nos dice que podríamos tener si no hacemos nada”.
Gestionar eficazmente los impactos de la IA requiere un diálogo sólido e inclusivo que reúna a todas las partes interesadas
Pagés indicó que quisiera ver una región con un aumento de la productividad mucho más allá del de los últimos 40 años en la que la informalidad se haya reducido significativamente y con una fuerza de trabajo preparada para abrazar la revolución de la IA. La profesora también quiso imaginar “una agencia u organismo que se encargue de monitorizar de manera muy cercana qué está sucediendo con los cambios que implica esta tecnología y cuál es su impacto en la equidad, además de ser capaz de actuar rápido para corregir los problemas que la propia IA nos trae”.
Unicornios iberoamericanos
En la jerga empresarial un unicornio es una empresa emergente (startup) que alcanza una valoración de 1.000 millones de dólares sin ser filial de un gran grupo ni cotizar en bolsa. Suelen estar relacionados con la tecnología (fintech, IA, plataformas digitales), tienen un modelo de negocio escalable y disruptivo, reciben grandes rondas de inversión de fondos de capital riesgo y su valor reside en un potencial de crecimiento enorme al margen de su rentabilidad e ingresos.
El ecosistema de empresas iberoamericanas cuenta con varias iniciativas empresariales que pertenecen a ese estatus.
Unicornios generalistas que utilizan la IA como herramienta para propulsar el negocio;
Ahí se encuentran las argentinas Globant y Ualá, las brasileñas Nubank, QuintoAndar y Wildlife Studios – una de las principales desarrolladoras de juegos móviles de todo el mundo con un portafolio que incluye Tennis Clash y Zooba que acumulan más de 2.000 millones de descargas- o las colombianas Torre.ai y Rappi. Esta última forma junto a Nubank el dúo de únicas empresas latinas que la revista Time incluyó en 2024 entre las 100 más influyentes del mundo.
También figuran la chilena Betterfly, las españolas SOM Biotech y Multiverse Computing, que en 2024 recibió una inversión de 67 millones de euros del Gobierno de España para impulsar desarrollos en IA y computación cuántica, además de Kavak de México, Crehana en Perú y las portuguesas Automaise y Beyond Vision.
Unicornios que utilizan la IA como núcleo de su propuesta de valor:
En este capítulo figuran Aivo, de Argentina, con soluciones de servicio al cliente basadas en IA que incluyen chatbots y plataformas de atención omnicanal. Su producto principal, AgentBot, emplea IA en su interactuación con clientes en lenguaje natural.
La chilena NotCo utiliza IA para desarrollar productos alimenticios de origen vegetal que replican el sabor y la textura de productos animales. Su algoritmo, denominado «Giuseppe«, analiza estructuras moleculares de alimentos para crear combinaciones innovadoras.
Asimismo, en España Sherpa.ai desarrolla asistentes digitales predictivos y soluciones de IA. Su plataforma anticipa las necesidades del usuario y proporciona información relevante de manera proactiva.