El objetivo 11 de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas (ODS) involucra a todos los Estados firmantes en la “búsqueda de ciudades y comunidades sostenibles”.
Así, los países iberoamericanos tienen la mirada puesta en lograr cada vez más un proceso de urbanización sostenible y que integre a las personas que habitan las ciudades.
Para los gobiernos locales, esto supone afrontar el desafío de reflexionar autocríticamente sobre las lecciones aprendidas.
Así lo hicieron quienes participaron de la Asamblea General de Ciudades del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano – CIDEU, realizada en octubre, donde acordaron suscribir la Declaración Iberoamericana CIDEU 2020, en la que reafirman la importancia del pensamiento estratégico urbano para gestionar los nuevos desafíos que plantea la gestión de las ciudades en la crisis de la pandemia.
Involucrar a ciudadanos y ciudadanas para trabajar en conjunto y encaminar el rumbo hacia las “nuevas ciudades»
Esto se refleja, según dice la declaración, en la necesidad de abrir debates, reunir esfuerzos, involucrar a ciudadanos y ciudadanas para trabajar en conjunto y encaminar el rumbo hacia las “nuevas ciudades”, con la planificación estratégica como instrumento de orientación y los Objetivos de Desarrollo Sostenible” como hoja de ruta.
“Lo más importante de estar en una red de estas características es compartir ideas, compartir buenas prácticas, que nos dan pistas y nos enseñan a hacer mejores ciudades. Si antes teníamos que apostar por pertener a una red de estas, hoy el COVID-19 lo hace aún más necesario”, dijo Jorge Azcón, alcalde de la ciudad de Zaragoza, ciudad que recientemente asumió la presidencia de CIDEU.
Arquitectura que transforma vidas
La pandemia en las ciudades ha demostrado el descuido del entorno urbano de ciertas zonas, lo que representa a su vez una oportunidad para aprender buenas prácticas y planificar con visión de futuro.
Uno de los ejemplos de la transformación de las ciudades, y de cómo a través de la arquitectura se puede cambiar la vida de las personas, es Medellín (Colombia).
Y uno de los artífices del cambio urbano ha sido el arquitecto Gustavo Restrepo, quien-a solicitud del gobierno-diseñó escuelas, plazas, comisarías y hospitales en zonas donde el Estado había estado ausente por décadas.
Entre las claves para mejorar las ciudades y sus entornos es que cada ciudad debe tener un plan de ordenamiento territorial que obedezca a un plan de desarrollo local para llegar a la nueva urbanización sustentable.
“Esto significa que haya una mirada de largo plazo de sus territorios y comunidades. Esa mirada debe establecer reglas claras para todos los ciudadanos y beneficiar a todos por igual”, explica el arquitecto.
Cada ciudad debe tener un plan de ordenamiento territorial que obedezca a un plan de desarrollo local para llegar a la nueva urbanización sustentable.
Restrepo reconoce que la arquitectura sustentable tiene tres dimensiones: económica, ambiental y social, y con una estricta planificación a manos de expertos. Pero antes debe pasar por la consulta de los ciudadanos para que sientan una pertenencia hacia los resultados.
También “con el desarrollo que satisface las necesidades del presente y se compromete con las capacidades de las futuras generaciones”, puntualiza.
Hoy en día mucho tiene que ver con los cuidados de los recursos naturales- revela el arquitecto- y cómo preservar el manejo de las condiciones ambientales (el agua, la contaminación, entre otros).
En Latinoamérica implementaron estos modelos, Medellín, y de arquitectura puntual como Favela-Barrios en Río de Janeiro y otras áreas de Brasil, México y Argentina.
Esto tiene mucho que ver con las ciudades que desarrollaron su “observatorio ciudadano” como “Red Ciudades cómo vamos”. “Hoy son más de 30 las que implantan este principio”, formula Restrepo.
La arquitectura sustentable debe pasar por la consulta de los ciudadanos para que sientan una pertenencia hacia los resultados.
La que más ayudó –dice el arquitecto- a establecer hacia dónde y cómo hacerlo es ONUHabitat III, en Quito, Ecuador. Esta agenda propuso reorientar la manera en que se planifican, se diseñan, se financian, se desarrollan, se administran y se gestionan las ciudades y los asentamientos humanos, “estableciendo principios fundamentales como la equidad, dignificar la vida del otro, y la participación ciudadana”.
El nuevo escenario, dice CIDEU en su declaración, plantea una inminente e ingeniosa reprogramación de las relaciones sociales e institucionales, pero también la estructuración económica de la ciudad en el futuro.
CIVICS, un ejemplo de cómo las comunidades trabajan por el desarrollo sostenible