Si quieres lograr un cambio, no pelees con el sistema. Crea uno mejor que haga obsoleto el existente. Con esta filosofía, el fundador del proyecto Costa Rica Regenerativa, Eduard Müller defiende un modelo que permite restaurar el balance de los ecosistemas naturales y revertir el daño causado por el ser humano.
“No podemos hablar de sostenibilidad en un planeta roto. Hacer el menor daño posible a la naturaleza ya no es suficiente”, asegura.
Con la idea de dar un paso más allá de la sostenibilidad nace en 2018 “Costa Rica Regenerativa”, un proyecto de la Universidad para la Cooperación Internacional, que reúne a un equipo interdisciplinar que produce conocimiento, planifica y activa proyectos que impulsan la transición hacia un “desarrollo regenerativo”, demostrando con hechos que otro paradigma es posible.
Los orígenes
La semilla de este proyecto germinó en un diálogo de líderes globales en materia de regeneración de ecosistemas, reunidos ese mismo año en Rancho Margot, Costa Rica con la visión de que el país centroamericano sirviera como punto de partida para un modelo de desarrollo regenerativo de la mano de las propias comunidades y replicable a escala global.
“Creemos que nuestro país tiene el potencial de ser un ejemplo para el mundo, demostrando que la abundancia, el bienestar y la justicia social son posibles cuando volvemos a actuar como parte de la red de vida de la naturaleza”, explican desde Costa Rica Regenerativa.
Costa Rica Regenerativa pone en marcha proyectos económicamente viables en sectores como agricultura y ganadería regenerativa, así como formación para la implementación de proyectos regenerativos.
A través de su trabajo en el área de turismo regenerativo, impulsa las economías locales, el paso de la interpretación a la interacción, una relación profunda con la naturaleza para despertar una conciencia plena en los turistas y las comunidades locales.
Asimismo, apoya a los gobiernos locales para impulsar iniciativas regenerativas, lográndose en algunos casos, una mayor recaudación de impuestos para promover un desarrollo que beneficie a las personas.
«Si quieres lograr un cambio, no pelees con el sistema. Crea uno mejor que haga obsoleto el existente».
El objetivo es demostrar con resultados medibles que es posible implementar otro paradigma de desarrollo de la mano de la naturaleza, generando capacidades en las comunidades y despertando consciencias.
Guanacaste, un ejemplo de transformación
Guanacaste, provincia costarricense enteramente dependiente del turismo masivo, fue el epicentro de esta experiencia. Allí los agricultores locales habían dejado de sembrar y vendido sus tierras a grandes consorcios hoteleros.
En 2020, con el cese de la actividad turística y el cierre de los hoteles a causa de la pandemia, los habitantes de Guanacaste perdieron sus fuentes de ingresos y empezaron a pasar hambre. Como en tantas comunidades en Iberoamérica, en Guanacaste, la COVID-19 puso de manifiesto la vulnerabilidad de una economía desconectada de la naturaleza.
Paradójicamente fue precisamente esta crisis socioeconómica la que llevó a poner el acento en la seguridad alimentaria de la población, a través de huertos ecológicos familiares, que posteriormente se convirtieron en huertos comunitarios de 30 familias que hoy producen 100 toneladas por hectárea al año.
“Nos decían que no era posible, porque en Guanacaste habían olvidado de la agricultura. Y la realidad fue que en 3 meses la gente estaba cosechando y alimentándose con huertos libres de fertilizantes a la vez que reducimos las emisiones de Co2 y recuperamos la biodiversidad, explica Eduard Müller.
La experiencia de Guanacaste demuestra que podemos salvar el planeta “produciendo mejor”, implementando prácticas regenerativas en la agricultura e incluso en la ganadería y devolviendo la biodiversidad allí donde se ha perdido.
Los 6 pilares de la regeneración
El tránsito hacia un modelo regenerativo pasa por la suma de múltiples proyectos y acciones, a partir de relaciones a nivel comunitario, territorial y bioregional que demuestren impactos positivos y que puedan aplicarse a diferentes contextos.
Aunque vivimos una crisis medioambiental sin precedentes, la solución no es enteramente científica o ambiental, sino que involucra la economía, los patrones de consumo y requiere un enfoque interdisciplinar.
Por esto es tan importante tener un enfoque amplio que contemple los llamados pilares del desarrollo regenerativo: medioambiente, sociedad, política, economía, cultura y una espiritualidad, que lleve a una nueva consciencia que reconecte con la naturaleza.
No se trata de “adaptarnos al cambio climático”, sino de crear una realidad distinta, implementar un cambio de modelo, no solo a nivel económico, sino cultural y educativo.
“No estoy dispuesto a quedarme sentado y adaptarme para vivir en un planeta colapsado. Yo voy a actuar para revertir esos límites planetarios. En Costa Rica Regenerativa estamos dando pasos firmes para regenerar un país”, concluye Eduard Müller.