El 12 de diciembre de 2013 el músico Raúl Barrio cumplió un sueño. Bajo su dirección, debutaba en la Casa de América el Coro Iberoamericano de Madrid con un repertorio que muestra la riqueza cultural de Iberoamérica a partir de la diversidad y del aporte de todos sus integrantes. El sueño de Raúl es un símbolo vivo y testimonio sonoro de lo que significa la Comunidad Iberoamericana.
El Coro Iberoamericano de Madrid está formado por más de 30 personas procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, España, República Dominicana, Ecuador, Honduras, México, Paraguay, Perú y Venezuela, que encontraron en Madrid una casa común.
La mayoría de ellos no son músicos profesionales y trabajan en otros oficios para ganarse el sustento, “pero si hay algo que sobra en nuestro coro es talento y ganas”, explica el director del coro, Raúl Barrio en entrevista con el Portal Somos Iberoamérica.
En los últimos años, el Coro Iberoamericano de Madrid se ha convertido en un punto de encuentro para personas de América Latina que viven y trabajan en Madrid, con un repertorio de temas populares en español y portugués, que expresan la armonía de los diferentes sonidos y tradiciones de la cultura iberoamericana.
¿A qué suena Iberoamérica?
Una canción popular argentina puede tener un texto de un poeta español y una adaptación para coro de un compositor peruano, así como ramificaciones de ritmos chilenos y a su vez ser interpretada por voces de toda la región. En una misma canción se pueden encontrar ramificaciones que conectan con muchos países.
“Es como un gran bosque en el que los árboles tienen sus raíces unidas”, explica Barrio. Los diferentes ritmos, letras, acordes, danzas rebasan fronteras geográficas y se convierten en una red cultural profunda a partir de la música.
Cuando el coro trabaja una pieza musical de un país, quienes vienen de este país dan sus aportes, que se complementan con la experiencia del resto del coro desde la tradición musical de sus respectivos países. De esta manera, todos se sienten identificados y parte de algo común.
“La cultura nos identifica, nos da patria, pero a la vez nos conecta y nos abre a encontrar lo que tenemos en común y nos hermana con el otro”.
Cada ensayo es precisamente una experiencia de conexión a través de la música. Personas diversas, que comparten fraternalmente el amor por la música aportan desde sus tradiciones para crear una pieza única.
“Con el coro puedo vivir lo que significa el encuentro, conocer la experiencia del otro, identificarme y darme cuenta de que aunque somos diferentes, también nos parecemos más de lo que creemos”, comenta Barrio.
En un mundo cada vez más dividido, donde prevalece lo individual, el Coro Iberoamericano de Madrid es un oasis de encuentro, integración y conocimiento del otro, un espacio que celebra la diversidad y la convierte en arte. En definitiva, una experiencia que muestra la esencia de la Comunidad Iberoamericana y hacia dónde debería caminar nuestro mundo hoy.
Proteger el patrimonio cultural, una asignatura pendiente
La música en Iberoamérica tiene un gran componente de tradición, viene de los pueblos y en la mayoría de los casos se transmite de generación en generación. Se trata de una herencia que es urgente proteger, preservar y visibilizar, porque corre el riesgo de perderse.
Además de una historia común, en Iberoamérica nos unen los sabores, las danzas, los ritmos, la forma de tratarnos, los afectos. “En un país como España, donde las nuevas generaciones solo quieren cantar en inglés, es urgente rescatar esos valores, ese sentido de pertenencia que nos enseña la cultura de lo común”.
Sentirnos parte de una familia inmensa de más de 600 millones de personas es un derecho de todos los iberoamericanos e iberoamericanas y la música puede ser un instrumento para lograrlo.
“Todas las voces, todas. Todas las manos, todas. Toda la sangre puede ser canción en el viento. Canta conmigo canta, hermano americano, libera tu esperanza con un grito en la voz”. El estribillo de “Canción con todos” de los compositores argentinos Armando Tejada y César Isella podría ser un himno de la Comunidad Iberoamericana. Es una letra que nos representa “como si cada paso fuera un país”, reflexiona Barrio.
También “América” compuesta por los españoles José Luis Armenteros y Pablo Herrero, que recordamos en la irrepetible voz de Nino Bravo o “La Muralla” del poeta cubano Nicolás Guillén que resuena en nuestra memoria con las voces de Quilapayún son canciones que nos estremecen, nos erizan la piel y nos hacen soñar con una Iberoamérica en la que todas las voces suman.
«Tenemos que mostrar al mundo no solo la cultura de nuestros países, sino que integramos una unidad mayor a partir la cultura, que incluye una manera de ser y sentir»
¿Cuál es el futuro de la música iberoamericana?
A esta pregunta Raúl Barrio contesta sin atisbo de duda. “Tanto el futuro del coro como de la música iberoamericana está en manos de las instituciones”.
Aunque desde sus inicios, el Coro Iberoamericano de Madrid ha estado auspiciado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación la Ciencia y la Cultura (OEI), un coro de estas características requiere una inversión económica importante, lo que hace necesario que más instituciones contribuyan para reforzarlo y visibilizarlo, algo que también se ha estado haciendo desde la Secretaría General Iberoamericana.
“Tenemos la responsabilidad de que la cultura llegue hasta el último rincón de Iberoamérica, porque hoy existen medios y tecnología para hacerlo, pero necesitamos de más apoyo de los gobiernos a proyectos que integren a partir de la cultura. “No podemos dejar solo en manos de los ciudadanos la conservación de un patrimonio tan rico e importante”, concluye Barrio.