En 2015, los países que integran las Naciones Unidas firmaron una declaración en la que se comprometieron, con metas concretas, a erradicar la pobreza en varias de sus dimensiones: hambre, enfermedad, bajos ingresos, falta de vivienda digna, exclusión social, educación y sostenibilidad ambiental.
Esta declaración universal busca reorientar las políticas públicas de cada uno de los países firmantes para asegurar un desarrollo sostenible no sólo para la población, sino también para el planeta.
Cabe preguntarse qué papel jugamos nosotros, los municipalistas, en este esfuerzo mundial que se ha abierto paso en la conciencia de dirigentes políticos, empresariales, religiosos, sociales, deportivos, culturales, activistas de los derechos humanos, ecologistas, ciudadanos comunes y jóvenes idealistas.
Es bueno recordar a Arquímedes cuando dijo aquella célebre frase: “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”.
Nosotros, los dirigentes políticos de los municipios de Iberoamérica, por nuestro compromiso con las comunidades y por el mandato popular que hemos recibido de ellas, tenemos la oportunidad histórica de contribuir con nuestras políticas públicas y planes de desarrollo a cambiar el rumbo de nuestros territorios para buscar un desarrollo más amable con el medio ambiente.
“Tenemos la oportunidad histórica de contribuir con nuestras políticas públicas y planes de desarrollo a cambiar el rumbo”
Abrir espacios de diálogo
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 17 nos invita a generar alianzas para lograr el cumplimiento de todos las metas de la Agenda 2030 y, como municipalistas, debemos garantizar espacios para el intercambio, la escucha atenta a la ciudadanía y el diálogo permanente entre los distintos agentes presentes en la sociedad.
De esta manera se produce un ejercicio democrático multinivel y multiactor para lograr la tan anhelada gestión públicacocreativa entre administraciones y ciudadanía.
En el caso de Colombia, y concretamente en Caldas, nuestro territorio ha promovido asociaciones con los otros actores de la sociedad civil.
Ejemplos de esto son la socialización de nuestras plataformas de transparencia y seguimiento del Plan de Desarrollo con la Sociedad Civil, Organizaciones No Gubernamentales, Medios de Comunicación, y la participación de la academia representada por los expertos y docentes de la Alianza SUMA en el análisis y evaluación del Plan de Desarrollo de Caldas 2016–2019.
Pero también la búsqueda de mecanismos de cooperación con Banca Multilateral y entidades internacionales; el intercambio de conocimiento con el gobierno de India; la formalización de la inversión del Fondo de Prosperidad de Reino Unido en Caldas, y los intercambios culturales con el Gobierno de Francia.
Alianza entre gobiernos
A diferencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que fueron una agenda de desarrollo global diseñada exclusivamente por los gobiernos, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es el resultado de un proceso intergubernamental abierto e inclusivo y con activa participación de actores no gubernamentales estratégicos para su consecución.
En el caso del ODS 17, nuestro territorio se ha destacado en el contexto nacional por su trabajo interinstitucional.
Una acción coordinada del Estado a nivel local con la sociedad civil es fundamental para avanzar en el desarrollo. Para ello es necesario garantizar transparencia y eficiencia en el gasto, y contar con un proceso permanente de rendición de cuentas.
Si pensamos este desafío como Comunidad Iberoamericana, sumando el trabajo de los y las municipalistas que trabajamos en los gobiernos de la región, y en mi calidad de Presidente de la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM), el reto debe estar enfocado en lograr que el mundo que nos ha tocado construir y que legaremos a nuestros hijos y nietos sea mejor que el que nos dejaron nuestros padres y gobernantes del siglo pasado.
¿Cuál es la fórmula? ¿Cómo será nuestro aporte? Precisamente el ODS 17 nos da la oportunidad de aplicar políticas públicas que busquen el bienestar general de nuestras comunidades, empoderando a la ciudadanía y a la sociedad civil como el gran paso necesario para fortalecer nuestras democracias aún jóvenes, que deben aspirar a la mirada pluralista y contribuir a políticas más eficaces.
La participación de la gente en los procesos políticos es clave para asegurar políticas inclusivas y eficaces, así como para construir Estados responsables y legítimos que reduzcan las brechas de inequidad, el gran problema de nuestras naciones.
Nosotros, los municipalistas de Iberoamérica, sabemos cuáles son esos 17 objetivos que debemos cumplir para lograr un desarrollo sostenible, no sólo en 2030 sino también dentro de muchos milenios más.
Lo importante es que tengamos conciencia de la importancia de nuestras acciones para lograr esas metas, porque lo que tenemos en común nos hace fuertes para avanzar.