Inspirado en una experiencia similar en Estados Unidos, “Diario Vivo” nació como una iniciativa de periodistas que experimentaban con nuevos formatos para cautivar al público.
Se trata de una experiencia de periodismo en vivo, con historias narradas por personas que, sin ser actores o actrices profesionales, cuentan sus historias reales ante un auditorio, acompañados con música en vivo.
En cada sesión participan siete personas, que tienen ocho minutos para contar sus historias.
Lo hacen desde hace un año en el Teatro Alcázar de Madrid, un escenario con capacidad para casi 1.000 espectadores, que se llena cada mes con un público ávido por escuchar en vivo una serie de crónicas narradas con el estilo conciso de los corresponsales.
Escucha activa
La redactora jefa adjunta de Diario Vivo, Vanessa Rousselot, explica que la iniciativa se inspiró en el éxito de espectáculos como Pop up, en Estados Unidos, o Live Magazine, en Francia.
“La convicción de que había que montar esto en España surge, entre otras motivaciones, porque es una manera de volver a conectar con la esencia del periodismo que ha sufrido tanto en los últimos años”, dice.
“Al ser una propuesta efímera, que no se graba. Creamos un espacio de libertad para los participantes, donde lo que cuenta es el poder de la historia, e invitamos a los oyentes a una escucha activa, a vivir una experiencia única que podrán recordar y contar”.
“Todo lo que cuenta es el poder de la historia. Invitamos a los oyentes a una escucha activa en cada sesión de Diario Vivo”
Especial sobre Iberoamérica
En el marco de la conmemoración “Celebremos Iberoamérica”, en ocasión de los 70 años de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Diario Vivo organizó una sesión en la que periodistas, escritores y artistas contaron por primera vez historias verdaderas, íntimas y universales de nuestra región.
Así, Darío Adanti, de Argentina, contó su experiencia durante los primeros años de la dictadura argentina; Carolina Román sus vivencias en la frontera entre Paraguay y Argentina; Vinicio Colín, de México, compartió una dura historia de violencia en su país; Isabel Cadenas contó un excepcional viaje por un pueblo de Brasil, y Álvaro Silva Wuth (Chile), un episodio de fines de los años ochenta en Santiago de Chile.
En cada intermedio se pudo apreciar la música en vivo de Mireia Clua Geli, de Andorra.
El público pudo revalorizar el arte de contar –y escuchar– historias y experimentar el impacto que produce saber que todo lo relatado sucedió de verdad.