Se sabe que la higiene frecuente y adecuada de las manos es una de las medidas más importantes para prevenir la infección por coronavirus.
Sin embargo, en América Latina y el Caribe se estima que 28 millones de personas no tienen acceso a fuentes de agua mejorada, 83 millones carecen de instalaciones de saneamiento adecuado y 15,6 millones aún defecan al aire libre.
Esto, según datos del Programa de Monitoreo Conjunto para el Abastecimiento de Agua y el Saneamiento (JMP, por sus siglas en inglés), de la Organización Mundial de la Salud (OMS/OPS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Por lo tanto, “la prevención a través del lavado de manos es un gran desafío para las poblaciones más vulnerables, principalmente en asentamientos informales y en zonas rurales”, advierte Naciones Unidas en un comunicado.
Concepción Marcuello, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España (MITECO), tiene claro que “la gobernanza del agua durante el COVID-19 es uno de los pilares fundamentales para asegurar que el agua y el saneamiento lleguen a todas las poblaciones de forma adecuada”.
Marcuello es coordinadora de asuntos internacionales de la Dirección General del Agua del MITECO, cartera que actualmente tiene a su cargo la Secretaría Técnica de la Conferencia de Directores Iberoamericanos del Agua (CODIA).
En un reciente webinar organizado por la Unesco junto con la OPS, CODIA y la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS), Marcuello insistió en que “esta crisis pone de manifiesto la importancia de poner en el foco de la atención política el acceso al agua y al saneamiento”.
la prevención a través del lavado de manos es un gran desafío para las poblaciones más vulnerables, principalmente en asentamientos informales y en zonas rurales
“Esto lo estamos haciendo ya en España, porque el COVID-19 está causando un impacto económico muy importante en todos los países que integran CODIA y va a requerir de un esfuerzo muy grande de inversiones para la recuperación, que debe responder no sólo a la crisis sanitaria sino también poner el foco en la prevención, en la preparación para la crisis y también en la protección de la salud y del medio ambiente”, aseguró.
Temas como el liderazgo político, la financiación y la buena gobernanza del agua como recurso hídrico y su impacto en el medio ambiente forman parte de la agenda regional que promueve CODIA, un foro técnico y de cooperación de los 22 países de Iberoamérica.
Las experiencias sobre la gestión de la crisis están siendo compartidas en la web de CODIA. Entre las lecciones aprendidas, Marcuello ha destacado las siguientes:
- Es fundamental tener una normativa y un marco legal fuerte en materia de acceso al agua de calidad.
- Además, unas infraestructuras que permitan un acceso seguro, que sean consideradas críticas y que por tanto el servicio que proveen sea esencial y preferente para asegurar su suministro.
- Es necesario que existan protocolos para que los trabajadores de esas infraestructuras puedan trabajar de manera segura.
- También, que existan los suministros adecuados para dar seguridad al abastecimiento y al saneamiento.
Frente a la crisis del COVID-19, CODIA ha puesto el énfasis en trabajar en la gobernanza del agua. Por ello, Marcuello rescata “la importancia de integrar la planificación del acceso al agua y al saneamiento dentro del proceso de institucionalidad y de legalidad de la gestión de los recursos hídricos”.
Según ella, “de esta manera el acceso al agua y al saneamiento cobra la importancia legal, normativa y jurídica que se merece, así como institucional, para poder atraer financiación, dada la importancia que adquiere en estos tiempos de crisis”.
CODIA ha propuesto abrir una vía de cooperación con la OPS y la Unesco para poder tratar de manera conjunta el vínculo entre los temas del agua, el medio ambiente y la salud.