Un territorio. Un laboratorio. Una «otra» ciudadanía es posible

Un territorio. Un laboratorio. Una «otra» ciudadanía es posible
El Instituto del Procomum de Brasil se ha convertido en un espacio puntero de innovación ciudadana. Foto: Instituto Procomum.

Vimos emerger, en los últimos años, en toda Iberoamérica, una serie de experiencias que se identifican con la idea de laboratorios ciudadanos. Proyectos de diferentes tipos y formatos, pero con la característica común de estar conectados con la inteligencia y la creatividad que surge de abajo para arriba, en el interior de nuestras sociedades, desde la ciudadanía. Estos laboratorios nos generan una oportunidad real de impulsar transformaciones positivas en la sociedad civil de nuestros países valorizando, sobretodo, la capacidad que los ciudadanos tienen de presentar soluciones concretas para problemas sociales, ambientales, culturales y económicos.

Es este breve artículo, comparto con ustedes un experimento que estamos realizado en la región metropolitana de Santos, litoral de São Paulo (Brasil), en la cual vienen cerca de 1,8 millones de personas. Una región que es la sede del mayor puerto de América Latina en volumen de importación-exportación, y puerta de entrada del principal flujo migratorio a Brasil. Ese experimento es el LABxS (Lab Santista), un laboratorio ciudadano que definimos como una red de personas, iniciativas, e infraestructuras para promover el bien común.

Lo que nos diferencia, tal vez, de otras experiencias que están en curso es la dimensión territorial del proyecto, al final pensamos el LABxS como una plataforma de transformación local y comunitaria. Nuestro sueño es experimentar una articulación local-global que muchos evocan, pero pocos realizan.

Nuestro sueño es experimental la articulación local-global que muchos proyectos evocan pero pocos realizan

Antes de avanzar, sin embargo, es preciso hacer una puntualización. El LABxS es fruto del impulso dado por el Proyecto de Innovación Ciudadana de la Secretaria General Iberoamericana, que además de establecer un importante marco conceptual para el debate sobre innovación ciudadana, ha promovido activamente espacios de intercambio entre las experiencias del continente con la realización de proyectos como los Laboratorios de Innovación Ciudadana (LABIC), así como las residencias junto con Medialab Prado.

Nuestro instituto, el Instituto do Procomum, tanto como los LABxS, fueron acelerados por la experiencia de las residencias iberoamericanas, para las cuales fuimos seleccionados en 2015, y también por los intercambios experimentados en los LABICs. Creo, por ello, que es esencial reconocer que miradas generosas como las que recibimos de la SEGIB nos han hecho avanzar tan rápido.

Hecha esta puntualización, vuelvo a la historia de los LABxS.

El laboratorio ciudadano de la Baixada Santista (área metropolitana de Santos) comenzó a ser concebido mediante un proceso abierto de formulación, al cual dimos el nombre de LAB.IRINTO (lab.erinto). Realizado entre abril y junio de 2016, el LAB.IRINTO procuró responder a dos preguntas: la Baixada Santista, nuestra región ¿necesita de un laboratorio ciudadano? Si es así, ¿cómo debe ser ese laboratorio?

A nuestro entender, un LAB no puede ser una abstracción. Debe ser una plataforma que responda a las necesidades reales de los actores innovadores de una comunidad. De esta forma, el primer nivel de nuestra acción fue identificar a los “hacedores” locales. Eso fue realizado mediante encuentros temáticos preparatorios, y talleres de mapeo. Con la información en las manos, pudimos constatar no solo la existencia de innumerables iniciativas ciudadanas en nuestra región, sino también cómo conectarlas entre sí. Una vez hecho esto, el segundo paso fue articular a esos protagonistas comunitarios con iniciativas brasileñas e internacionales. En junio de 2016 realizamos un encuentro que contó con la participación de representantes de todas las regiones de Brasil, así como de América del Sur, América Central, Europa, Asia y África. Esto fortaleció una red local en cantidad y calidad, una vez que los santitas vieron que no estaban aislados en sus ambiciones

Un Lab no puede ser una abstracción. Debe ser una plataforma que responda a necesidades reales

Durante los tres días de intercambios cualificados en el LAB.IRINTO pudimos especular cómo debería ser el LABxS. A partir de experiencias tan diferentes como el Exploratorio de Medellín (Colombia), la Azucarera en Zaragoza (España), y el LAB Mocorongo en Satarém, Pará, en la amazonia brasileña, nos lanzamos a discutir en grupo sobre temas de financiación, programación, conformación de redes, actuar en el territorio, y gestión institucional. De esa mezcla concentrada, pudimos aprender de experiencias semejantes a la nuestra y también vislumbrar caminos específicos para nuestro proyecto. Nuestra propuesta nacía madura.

Iniciamos, entonces, un período de organización institucional en el que presentamos el proyecto LABxS para la Fundación Ford. El pasado noviembre obtuvimos una financiación para su implementación. Una de nuestras primeras medidas fue lanzar, en enero de 2017, una convocatoria pública para ofrecer pequeñas becas de apoyo a proyectos de innovación ciudadana en la región, conformando un circuito de experiencias e iniciativas de impacto territorial. En tres semanas de convocatoria abierta recibimos 127 propuestas, y contemplamos 13, de cinco ciudades. Proyectos de sostenibilidad, medioambiente, cultura, cuidados, salud, educación, lectura, energía renovable, donde nueve de los promotores eran mujeres, con una fuerte presencia de afros y de proyectos en territorios indígenas.

El circuito LABxS sucederá entre el 3 de marzo y el 30 de abril y contará con más de 30 actividades públicas y gratuitas. LABxS marca el lanzamiento oficial del laboratorio ciudadanos de la Baixada Santista, que se basa en 5 líneas de acción: convocatoria para el desarrollo de iniciativas; administración de un banco abierto de proyectos; promoción de dinámicas de aprendizaje libre; realización de encuentros y festivales; mantenimiento de una infraestructura de laboratorio. De todos esos frentes, aún falta articular el espacio físico, que pretendemos realizar por medio de apoyos de la administración pública o de iniciativas privadas, pero garantizando una gestión totalmente comunitaria y cooperativa del espacio. Aún, como pueden ver, queda mucho trabajo por delante.

El papel de un Lab es repensar los caminos, porque los desafíos, y más en sociedades desiguales, son antiguos

Cuento esta historia, para mostrar que nuestra experiencia, construida integralmente de forma colaborativa, a partir de la sociedad civil, para la sociedad civil, con el objetivo de pensar el lugar del laboratorio en un determinado contexto territorial, puede iluminar a otros proyectos semejantes en Iberoamérica. Y, si eso ocurriese, habremos contribuido a inventar otra ciudadanía posible, comprometida en construir, con sus propias fuerzas, una sociedad más justa, libre e igualitaria. Como afirma Raúl Oliván, coordinador de Zaragoza Activa, los caminos no son diferentes, pero las rutas sí. El papel de un LAB es repensar los caminos, porque los desafíos, más aún en sociedades desiguales como las de América Latina, son antiguos. Lo que no quiere decir que no podamos solucionarlos, de una vez por todas.

 

Sigue el debate con el artículo de Cecilia Güemes

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