¿Qué debería de ser un Laboratorio Ciudadano?

La innovación ciudadana abre las puertas a una nueva forma de institución pública, pero ¿qué puede esperarse de ella? Participa ya y cuéntanos tu opinión

¿Qué debería de ser un Laboratorio Ciudadano?

Los laboratorios ciudadanos son un espacio de experimentación y, al mismo tiempo, una institución experimental, pero ¿qué debería esperarse de ellos? Para saberlo mejor, queremos impulsar un documento colaborativo que incluya tus comentarios e ideas y que presentaremos en el próximo Laboratorio de Innovación Ciudadana de la SEGIB.

¿Cómo participar? Puedes compartir tus aportes tanto en el Foro que se incluye en esta sección como en nuestras redes sociales. Con tu respuesta y la del resto de personas que participen, crearemos un texto que nos permita ampliar el debate y profundizar en nuevas prácticas en base a un conocimiento común. Así pues, ¿qué debería de ser un Lab ciudadano? ¿Cómo te gustaría imaginártelo?

Sigue el debate también con las aportaciones de Cecilia Güemes, Raúl Oliván y Rodrigo Savazoni.

 

Voces

Un Lab debe usar tecnologías libres, replicadas en Internet, para que cualquiera pueda reutilizarlas

En un Laboratorio Ciudadano, las personas son parte y son todo, tiene que ser un espacio de poder

Los Labs han de transformar en universal los distintos saberes mediante un aprendizaje colectivo

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OPINA: Dardo Ceballos, Director de Santalab

 

Lo primero que deberíamos decir hoy sobre los laboratorios de innovación es que se han convertido en un prototipo de nuevas formas de institucionalidad (o extitucionalidad), cuya característica fundamental es ser más bien lábil.

Un lab de innovación es un tipo de organismo vivo, resbaladizo, mutante, que se inocula dentro de estructuras burocráticas cerradas y entumecidas para hackearlas desde adentro, y para esto no hay una sola receta, es por eso que hay casi tantos modelos posibles como labs en el mundo.

Un hackerspace, un fablab, un medialab, un centro de cultura digital, una sala de reuniones para trabajar en metodologías de innovación, un huerto urbano… cada una de esas cosas por sí solas puede ser un Lab, también la suma de algunas o todas ellas, porque otra característica importante de un lab es que sea modular, y que pueda desplegar cada módulo sólo cuando sea necesario, cuando haya una comunidad que lo justifique. Esa capacidad de mutar para moverse rápido en ecosistemas complejos es otra particularidad distintiva de estos nuevos tipos de institucionalidad Siglo XXI.

Ahora bien, cuando uno de estos labs es impulsado como una política pública de innovación, además de lábil y modular, debería ser abierto a la ciudadanía y utilizar tecnologías libres, debidamente documentadas y replicadas en internet de modo tal que cualquiera pueda reutilizarlas. Cuando todo esto sucede estamos frente a un laboratorio de innovación ciudadana.

Bajo esas premisas impulsamos SANTALAB desde el gobierno de Santa Fe como una interfaz de colaboración que hace parte de nuestra estrategia de gobierno abierto, una plataforma para abrir el Estado a las propuestas de la ciudadanía, prototipar algunas soluciones juntos, y avanzar hacia implementaciones que puedan escalarse y además ser replicadas.

Desde hace unos años a esta parte muchos países (y gobiernos subnacionales) han impulsado agendas de gobierno abierto poniendo a la Transparencia, Participación y Colaboración como ejes principales. En ese marco, se impulsan políticas de transparencia como el acceso a la información y la publicación de datos abiertos en formatos reutilizables, se promueven distintas instancias de participación ciudadana, como asambleas y presupuestos participativos, ampliando la toma de decisiones sobre dónde invertir el dinero público. Pero el tercer eje está lleno de incógnitas ¿Cuál es concretamente la agenda de la colaboración? ¿Qué interfaces facilitan los gobiernos para que la ciudadanía trabaje colaborativamente con ellos? ¿Cómo damos el salto de decidir juntos lo que podríamos hacer, a directamente hacerlo juntos?

En SANTALAB estamos convencidos de que los laboratorios de innovación ciudadana tienen la respuesta a esas preguntas, por eso creemos que podríamos definirlos como una interfaz de colaboración, modular y lábil, que utiliza tecnologías libres para co-crear e impulsar soluciones de código abierto junto a la ciudadanía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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OPINA: Georgia Nicolau, directora del Instituto de Procomum.

 

 

Um Lab Cidadão deve ser, antes de tudo, um espaço onde as pessoas sejam parte e todo. Um lab cidadão é um espaço de potência.

Potência de ações que já existem, sejam elas sonhos ou realidades e que no espaço do Lab são aprimoradas a partir do encontro de ausências e desejos entre os iguais e os diferentes.

Potência também de lugar onde o espontâneo e o inesperado acontecem. Um lugar que promova e produza sonhos. Onde as pessoas possam dançar juntas, se olhar no olho e compartilhar ritmos, sorrisos, lamentos.

Um Lab Cidadão parte dos cidadãos de um território, seus saberes, suas necessidades, seus desejos, e utopias. Parte dai para então poder oferecer um espaço de comunhão, de troca de saberes e fazeres, de articulação, onde cidadania, criatividade e transformação social são motores comuns.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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OPINA: Moisés Medrano, director de Poblaciones de Colombia.

Creo firmemente en la igualdad de oportunidades y como desde el cotidiano, se deben garantizar los derechos de los ciudadanos. Así procuro obrar todos los días. La diversidad social, étnica y cultural no puede ser un problema para la sociedad; los estados tienen la obligación de generar escenarios para su reconocimiento, respeto y garantías de expresión. Cada colectivo que participa en la sociedad, desde sus capacidades diferentes, desde sus saberes y tecnologías ancestrales, desde sus expresiones identitarias, simbólicas y materiales, genera referentes de diálogo que contribuyen a una mejor convivencia y es allí cuando los laboratorios de innovación ciudadana, tienen campo. Los laboratorios de innovación ciudadana, son inmejorables escenarios de aprendizaje colectivos y colaborativo. Cada participante, desde sus saberes se convierte en parte de una iniciativa que se sitúa siempre en un contexto geográfico, histórica y cultural particular. El laboratorio lo logra transformar en universal. Valores como la cooperación, tan promovidos discursivamente, se hacen reales en los laboratorios. Ello restablece la confianza, clave del capital social y fortalece vínculos entres ciudadanos de diversas naciones, que se juntan para servir y aportar desde sus saberes y experiencias. Creo que el servicio que los laboratorios de innovación ciudadana brindan a los paiíes sede y a los de origen de los ciudadanos participantes, es estratégico para cambiar las realidades de los millones de ciudadanos cuyo territorio es Iberoamérica y su identidad, ser iberoamericano.